En pleno valle del Queiles, entre vides y olivares encontramos uno de los Rincones por Descubrir de la Ribera de Navarra; El Monasterio de Tulebras. El monasterio de Santa María de la Caridad en Tulebras, es el primer cenobio femenino de la Orden del Cister en España.
Además de poder visitar el entorno del monasterio, y su museo, también puedes hospedarte ( Hospedarse en monasterios y conventos en la Ribera de Navarra ) o comprar algunas de las delicias que las propias monjas realizan con mucho cariño y de forma artesana. www.monasteriodetulebras.com
Este Domingo 16 de Agosto y hasta el 18 de Agosto, comienza un ciclo de Conferencias sobre el Monasterio de Tulebras. Las ponencias, con entrada libre, se realizarán en la hospedería del Monasterio y comienzan este domingo a las 19:30 horas con una sesión sobre «La vida cisterciense, un carisma antiguo y actual en el corazón de la iglesia» por la Abadesa del monasterio.
Historia del Monasterio de Tulebras:
La primera fundación cisterciense femenina de los reinos hispanos se instaló inicialmente en Tudela antes de 1147, posteriormente vivieron un tiempo en Barillas y se establecieron definitivamente en Tulebras, poco antes de 1157 en las tierras conocidas como “la Casa Romana”. En el propio cenobio se encuentran vestigios de la fuerte romanización que se hallaron al excavar la iglesia.
Cuando traspasamos el portalón del monasterio y accedemos al patio o plazuela, observamos que el ladrillo es el gran protagonista de las construcciones que lo rodean. La arquitectura de la iglesia, de finales del siglo XII y comienzos del XIII, no alcanza la grandeza de otros templos cistercienses navarros pero no por ello deja de impresionar la serenidad y recogimiento que trasmite.
El público tiene acceso al interior, a través de una pequeña puerta de arco de medio punto que lleva a la Capilla de San Bernardo (siglo XVII), desde donde se ve la nave principal del monasterio.
El espacio de la nave principal está dividido en cinco tramos marcados por pilastras con columnas adosadas, además de la cabecera semicircular. La espléndida bóveda estrellada que hoy se contempla es lo único que queda de la importante reforma que se realizó en el siglo XVI. El presbiterio, cubierto desde el S.XVI por un retablo pictórico, hoy aparece simplificado y depurado, se viste con la mesa de altar (piedra de una pieza soportada por 5 columnas con capiteles vegetales, muy esquemáticos labrado a finales del siglo XII) y la imagen titular del monasterio, Santa María de la Caridad,Virgen sedente con el Niño (talla de la primera mitad del siglo XIV en madera policromada).
A los pies de la nave se dispone la sillería de coro donde las religiosas celebran la liturgia.
Las otras dependencias que encontramos del monasterio son el edificio de acceso y el pórtico que se han dedicado a hospedería. El primero, del siglo XVII, mientras que el segundo se construyó en 1997.
El claustro, construido en la misma época que la iglesia, es de forma cuadrada, solo conserva fragmentos de la fábrica primitiva en los muros interiores, especialmente en el común con la iglesia.El resto es de ladrillo, con ventanas apuntadas, de fuerte influencia mudéjar.
Al interior del monasterio el visitante no puede acceder, hay que destacar que han desaparecido todas las estancias primitivas excepto la que fue dormitorio, del siglo XII y hoy convertida en Museo.
El Museo está distribuido en tres salas en las que se exponen importantes obras de pintura y orfebrería:
– En la primera sala se reúnen tres retablos que antes se exhibían en la capilla barroca de San Bernardo: El retablo de la Virgen del Rosario, el retablo de San Bernardo y el de San Francisco de Paula. Todos ellos son trabajos barrocos y datan del siglo XVII.
– En la segunda sala se expone la pieza más interesante, el retablo Mayor de la iglesia, una de sus partes simboliza La Trinidad, y está considerado como una de las mejores obras del pintor aragonés Jerónimo Vallejo Cosida. Sobresale por su calidad técnica, por su colorido brillante y luminoso, rico en matices tornasolados, acordes con la estética manierista. En la misma sala se expone un cuadro de la Inmaculada y una serie de piezas de orfebrería muy interesantes.
– La tercera sala está dedicada a la Virgen de la Cama, pieza de gran expresividad que evoca la dormición de la Virgen, talla en madera de los primeros años del siglo XVII, que descansa en una cama rococó.
En la pequeña torre romana se expone alguna estela funeraria y los escasos restos que se han encontrado del primitivo monasterio medieval.